Triángulos o Círculos








Cuando tenía cinco años recuerdo que estaba dibujando con unos primos en la casa de mis abuelos. Les mostré mi dibujo y ellos se burlaron de él. ¿Así dibujas?  Me pregunto uno con aires de da Vinci aunque solo tenía siete. Mira, así se dibujan las personas, y acto seguido me dibujo un monito con cuerpo redondo y patitas de bastón, nada parecido a mis cuerpos triangulares con patas hechas de una sola rayita. Pucha, pensé, cómo no me dí cuenta antes de que los cuerpos son más redonditos y aunque mi mamá usa vestido eso no significa que tiene cuerpo de triangulo!

Fue una revelación. Pase unos dos o tres días intentando dominar la nueva increíble técnica y supongo que ahí fue cuando aprendí sin darme cuenta de que dibujar, como muchas actividades artísticas, tiene mucho que ver con observar, no solo observar que mi mamá no era un triángulo sino también observar cómo dibujan otros.

Superado el impasse no me preocupe más. En el colegio siempre me iba bien en artes plásticas, no era la alumna talentosa pero si era la que se preocupaba mucho en observar. 

Tenía una compañera con verdadero talento y yo la admiraba, incluso a pesar de que no me caía muy bien porque era bastante pesada conmigo. Un día, como en sexto, dibujó un pequeño castillo en un rincón de su cuaderno y lo recorto con sus dedos, yo le dije que era my lindo, ella lo miro ¿En serio?!, te lo regalo, y me lo entregó sin preocuparse más del asunto,  seguramente podía dibujar millones de castillos como ese.

Por más que intenté copiarlo y no era nada de difícil, no me resultaba tan encantador, las murallas tenían esbozos de ladrillos con un trazo muy fino y algo distraído, era una mano mucho más hábil y una composición especial. Uf!!, no, no tenía que ver con cuanto lo observara, tenía que ver con sus habilidades innatas y su estilo personal.

Parecía que tanta dedicación a observar y copiar ideas no me iba a servir para encontrar mi estilo personal, me frustre bastante porque quería dibujar exactamente como ella, la mayoría de las personas quieren hacer las cosas de la manera maravillosa en que otros las hacen.

Por mucho tiempo intenté diseñar mi estilo personal. Observando a otros para tratar de hacer sus mismas maravillas. Buscaba estilos, medios, materiales. En el fondo pase varios años tratando de copiar castillos y gentes redonditas sin notar que ya estaba lista para el paso siguiente, dejar de diseñar y aceptar lo que nacía innato en mí, pero costaba mucho entenderlo.

Un día alguien me dijo que mis dibujos transmitían un estado y que era muy bello, yo no entendí bien eso, me parecía que estaba mal ejecutado, que no era ni siquiera del estilo que estaba intentando, estaba tan enfrascada en tratar de ser talentosa que había dejado de entender qué era lo que hacía y esto era simplemente transmitir, expresar, comunicar. 

Así me dí cuenta que cuerpos triangulares o redonditos no importan tanto como lo que se expresa y esa es siempre una búsqueda que no se puede controlar, porque es lo innato, por suerte eso también estaba en mí sin darme cuenta. Esta en todos!.

Supongo que la vida y no solo el arte tienen este camino de búsqueda personal, admiro a quienes, por talento o decisión encuentran fácilmente sus caminos de expresión, para mí la búsqueda ha sido más lenta, lograr entender qué expresaba me costo harto y ahora sé que sigo siendo como cuando niña, la busquilla que intenta hacer más y descubrir cómo se hacen nuevas creaciones, pero con la claridad de que son más bien una excusa para expresar algo inevitable y que acepto tal cual es.

Muchos se quedan con la idea de que no podrán hacer cosas tan bellas o geniales como los más talentosos, yo creo que lo expresivo trasciende las técnicas y allí esta la verdadera intención artística, es una búsqueda porfiada que poco a poco encuentra su sentido y el sentido es acercarse al encuentro con uno mismo.

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